EL GUIÓN ESPERADO

No es nada nuevo que desde esta Asociación hablemos de oscuros intereses que se ciernen sobre cualquier posibilidad de evolución y desarrollo del Cuerpo de Agentes Medioambientales. De hecho lo hacemos con cierta frecuencia. Lo que sí es novedad es que esas partes «interesadas» afloren ante la opinión pública y aireen sin complejos lo que desde hace muchos años vienen imponiendo tras las puertas de los despachos.

La explicación de que esto suceda es sencilla. Los Agentes Medioambientales llevamos reivindicando de forma lógica un mayor apoyo institucional para el desempeño de nuestras funciones de policía, vigilancia y custodia de los bienes jurídicos de naturaleza medioambiental. Dicho respaldo, pedimos, debe plasmarse, entre otras cosas, en una Ley de Cuerpo que recoja de forma clara nuestras funciones y nos dote de una estructura más operativa que la actual.

Por costumbre, nuestras propuestas han caído siempre en saco roto, bien por desinterés de nuestros gobernantes, bien porque si algo de ese interés surgía, no tardaba en aparecer quien se lo quitara.

Hemos asistido recientemente al anuncio de nuestro Consejero de la decisión de reinstalar los luminosos azules en los vehículos asignados al Cuerpo de Agentes Medioambientales de forma inmediata y a presentar un borrador de Ley a esta Asociación y a los agentes sociales en el mes de febrero. Esperamos que así sea y que de una vez impere el sentido común que tantas veces brilla por su ausencia.

Poniéndonos en la piel de un ciudadano que pueda pensar ¿y qué me aporta a mí una Ley para el Cuerpo de Agentes Medioambientales? La respuesta es sencilla: supone un aval para la protección medioambiental. Desde los montes por los que paseas hasta el aire que respiras tendrán una mayor garantía de protección.

Las competencias de Medio Ambiente, como ya conocemos, se encuentran transferidas a las Comunidades Autónomas que, con respeto a la normativa básica estatal, tienen la facultad de legislar en materia medioambiental y la obligación de velar por el cumplimiento de esa normativa. Y es aquí donde entran en juego los Agentes Medioambientales. De poco nos sirve tener un vasto aparato normativo (legislación europea, estatal, autonómica y local) de protección del Medio Ambiente si no articulamos debidamente los recursos que deben trabajar para asegurar su cumplimiento. La aprobación de una Ley del Cuerpo de Agentes Medioambientales es, sin duda, la garantía de que los recursos naturales de Castilla-La Mancha van a estar convenientemente protegidos.

Recordemos que Comunidades como Madrid o Cataluña ya regularon desde hace años mediante Ley a sus agentes, siendo referentes a nivel nacional.

Sin embargo, ante cuestiones a simple vista lógicas y sensatas, aparecen los miedos y los corporativismos de integrantes de conocidos colectivos que, lejos de entender que lo que se propone repercute directamente en una mejora del servicio que prestamos, se posicionan en contra de una cuestión que ni les compete ni influye en su trabajo.

Los primeros, cuya frase es favorita es «sois nuestros ojos en el campo», fueron los primeros en saltar a la palestra tras el anuncio del Consejero. Uno puede esperar que los protagonistas de tan lamentables actos sean veteranos en el oficio, de mentalidad arcaica, añoradores de tiempos pasados. Sin embargo, aparecen caras nuevas, jóvenes promesas que, tras ser víctimas del impulso del momento, destapan sin tapujos sus vergüenzas en las redes sociales, manifestando poco menos que una Ley para los Agentes Medioambientales supondría el Apocalipsis de Castilla-La Mancha.

Los segundos, especialmente activos en los últimos tiempos, suelen asegurar de forma elegante «nosotros no opinamos sobre las leyes, sólo las hacemos cumplir», para terminar haciendo un extenso alegato de cómo debe organizarse el sistema normativo de nuestro país. En torno a ellos. Ni el ciudadano ni el recurso a proteger importan.

Tanto unos como otros no se han parado un instante a pensar que lo propuesto no influye en el trabajo de ninguno de los dos. Debieran, entendemos, alegrarse de que «compañeros» del sector consigan mejoras lógicas para el desempeño de su cometido.

Desde APAM-CLM siempre hemos defendido la colaboración, coordinación y entendimiento con otros profesionales del sector, pero entendemos como una falta de respeto que determinados individuos, en representación o no de organizaciones más amplias, traten de boicotear cualquier atisbo de mejora que podamos obtener. Sobre todo porque detrás de estas propuestas está el trabajo de años de muchos compañeros que luchan por mejorar su profesión.

Somos conscientes de que estos movimientos se vienen produciendo hace tiempo y se multiplicarán en un futuro. Forman parte del guión esperado que ya le venimos anticipando al propio Consejero en las sucesivas reuniones mantenidas. También sabe que, al igual que hemos sido especialmente críticos con algunas de las políticas que ha desarrollado, tendrá nuestro respaldo en cualquier propuesta que suponga un avance para nuestro colectivo y por tanto para la protección del medio ambiente de nuestra comunidad.