Sin dinero contra los incendios forestales

Recortes para combatir incendios forestales
Las inversiones en prevención y extinción de incendios forestales se han reducido «de forma drástica y alarmante» en los tres últimos años en todas las comunidades autónomas. Así lo señala Raúl de la Calle, secretario general del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural. Según este experto, los recortes han supuesto reducciones «importantes» de plantilla, ausencia de material adecuado, falta de mantenimiento de los equipos o reducción de la actividad investigadora.
Jaime Senabre, director del Simposio Nacional sobre Incendios Forestales (SINIF),  recuerda que las competencias en prevención y extinción de incendios  forestales están trasferidas a las comunidades autónomas y, por ello, es  más complejo tener una visión general a nivel nacional. No obstante,  considera que el descenso de los presupuestos se nota desde hace cuatro  años: «Desde algunos sectores públicos se ha hecho eco de que no ha  habido recortes, pero solo habría que revisar el número de obras  preventivas realizadas y el número real de efectivos». Este experto  afirma que la reducción en la contratación de personal de refuerzo para  la campaña estival ha sido «notoria»: «El personal es prácticamente el  mismo en temporada de menor riesgo (invierno-primavera) que en la de  mayor riesgo». 
  Además de menos profesionales, sus medios y su cualificación también se han visto afectados. Luis Díaz Villaverde, presidente de la Asociación Profesional de Agentes Medioambientales de Castilla-La Mancha (APAM-CLM),  explica que los equipos de protección individual (EPI) están «caducados  y no garantizan la seguridad del combatiente en una intervención.  Muchos contratos son eventuales o fijos discontinuos, lo que supone una  menor profesionalidad. Como hay muchas categorías profesionales  realizando las mismas labores con distintas condiciones, la coordinación  entre todos es más difícil, y la eficacia se reduce». 
  Las consecuencias de esta situación son diversas y podrían empeorar la salud de los profesionales en los próximos años. Según Senabre, «la carga  física de trabajo en ambientes tóxicos sin la protección necesaria y en  unas condiciones laborales precarias conforman un caldo de cultivo poco  ventajoso». 
  Otro problema añadido, según el director del SINIF, es el de los factores «inespecíficos» (no esperados),  también en aumento. Senabre pone algunos ejemplos, como estaciones de  servicio o urbanizaciones en zonas naturales sin suministro de agua o en  mal estado cuando se les requiere para combatir un fuego, «algo que  puede tener consecuencias impredecibles, a veces, trágicas». 
  La falta de medios ante una situación grave podría producir una  catástrofe. De la Calle señala que «en España tenemos medios suficientes  para atacar un número simultáneo, pero reducido, de incendios  forestales. Sin embargo, cuando se muestran con su mayor virulencia, o  se producen más de 30 a la vez en una misma provincia, los medios son  siempre insuficientes».  
Diferencias entre la prevención y la extinción
Los expertos también subrayan el desequilibrio entre las inversiones en prevención y extinción. Lourdes Hernández, miembro del equipo de Bosques de WWF,  recuerda que el 64% del presupuesto del Ministerio de Agricultura,  Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA) para la lucha contra incendios  forestales va para apagar los fuegos, frente al 23% para evitarlos y  apenas un 13% en minimizar los daños causados. 
  El presidente de APAM-CLM señala que con esta política de priorizar la extinción sobre la prevención hay muy pocos retenes que trabajan en invierno.  «El modelo de lucha contra los incendios forestales se basa más en el  ataque al fuego que en la prevención, y es un error», apostilla. 
  Senabre añade que la falta de inversiones en prevención se nota en muchas emergencias:  «Accesos, pistas y caminos forestales en mal estado, tendidos  eléctricos aéreos sin el mantenimiento adecuado, zonas agrícolas  abandonadas, etc., que propician a medio y largo plazo escenarios de riesgo para la población y los ecosistemas». 
  Al invertir menos en prevención que en extinción, la efectividad de la  lucha contra los incendios forestales se reduce. Según la experta de  WWF, «la verdadera política de lucha no solo persigue detectarlos y  apagarlos de forma temprana, sino sobre todo evitarlos. De no ser así,  en los próximos años los grandes incendios forestales (GIF) cobrarán cada vez más protagonismo, y estos no podrán combatirse solo con nuevos y potentes hidroaviones». 
  El secretario general del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos  Forestales afirma que «si las administraciones no tienen claro que la  eficacia en la lucha contra los incendios forestales está en un adecuado  plan coordinado de prevención y extinción, el fuego será el seguro  vencedor una vez que no pueda controlarse en su inicio». En definitiva,  según este experto, «no se les da la importancia que merecen, ya que  solo nos acordamos de ellos en verano, pero son un grave problema que  debería estar presente todo el año».
Fuente: www.consumer.es 
 


